PREGÓN DE LA FIESTA'L POTE DEL AÑU 2004

por
 

Agripino Jesús Menéndez González

SANTA BÁRBOLA, VIENRES 27 D'AGOSTU DEL 2004



     Distinguida Reina y Damas de Honor, Señor Presidente y miembros de la Comisión del Pote, Vecinos de Santa Bárbara y todos los que aquí estáis.

     Es un gran honor para mí haber sido invitado a ser el pregonero de las fiestas del Pote 2004. Como persona nacida en este valle no me cabe mayor alegría ni orgullo.

     Lo más difícil en estos casos es cómo empezar, porque ya se sabe, luego se van enlazando unas cosas con otras y ya es más fácil; así que como no sabía muy bien cómo hacerlo he intentado inspirarme en como se han presentado ante sus paisanos otros presonajes.

     Soy bisnieto de Regina, nieto de Marcelo y Blanca, del Escobal. De una forma parecida se presentaba en su pueblo natal Adolfo Suárez, presidente del Gobierno; pero ya me dijeron que ni se me ocurriera hablar de política en este pregón, así que mejor no continuar.

    Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero... Así empieza uno de sus libros el genial poeta Antonio Machado. Mi infancia son recuerdos del Escobal. Pero ni yo no soy Machado (ya quisiera yo), ni el Escobal es Sevilla (ya quisiera Sevilla). El Escobal, conocido como el segundo Madrid, es infinitamente mejor que Sevilla y que el primer Madrid. La verdad es que si Madrid fuera la mitad de lo que es el Escobal no sería la capital de España sino la capital del Mundo Mundial, que diría Manolito Gafotas. Para que veáis que es verdad vamos a compararlos. Madrid está a la orilla del río Manzanares, que no tiene ni punto de comparación con el Río Santabárbara. Madrid es famosa por sus fuentes, pero ya quisieran ser como las del Escobal: la fuente de Cibeles, la de Neptuno o la de Colón, por ejemplo, no son nada al lado de la Fontona, la fuente Agosta o la del Prau Escobal: agua pura, transparente, que valdría un Potosí si se vendiese en botella.

     Otra cosa de la que presumen los madrileños es del paseo de la Castellana. Claro, lo que pasa es que nunca pasearon desde el Escobal hasta Solavega, pasando por la Cabornia, el Cascayu y les Argayaes. Grandes bosques de castaños, hayas y robles y no cuatro arbolinos bordean el camino. Y ya que llegamos a Solavega, menudo campo de fútbol: la síntesis perfecta entre el Santiago Bernabéu, el Vicente Calderón, el Villamarín y el Pizjuán; el césped, inmejorable, y por si fuera poco, la fuente de Solavega y el Pozón forman un complejo de Spa ideal para relajarse después de acabar los partidos: ¡menudo complejo de SPA! Allí se jugaron partidos de fútbol interesantísimos, más que los Betis-Sevilla, Real Madrid-Atlético de Madrid y hasta que los de la UEFA Champions League. Aquellos partidos contra Las Cubas, generalmente el Jueves Santo, alguno de ellos inmortalizados por el popular fotógrafo Cavite, distinguido este año con el "Pote de Oro", tenían todos los ingredientes de un gran partido de fútbol: expectación, rivalidad, grandes jugadores que habían jugado con un equipo y luego jugaban con el otro, hasta con polémica arbitral indispensable en todo partido de esta categoría, si bien nunca llegó la sangre al río a pesar de estar muy cerca (el río, quiero decir, no penséis mal). La verdad es que una vez acabado el partido unos culetes de sidra y unas tortillas limaban las diferencias. Estos partidos eran muy especiales para mí por tener familia en el valle de Las Cubas: si perdíamos me esperaba un verano de tomaduras de pelo cuando iba a casa der mis abuelos de la Perallonga; pero si ganábamos iba todo el verano más ancho que un paraguas.

     Y ya que hablamos de paraguas. Dice un viejo dicho que la lluvia en Sevilla es una maravilla. Bueno, eso será porque nunca vieron nevar en el Escobal. Eso sí que es una maravilla; y menudas nevadas caían cuando yo era un niño: más de medio metro de nieve para jugar, y sin tener que ir a la escuela porque la señorita Pilar no podía subir desde el Entrego por la nevada. Y aquellos carámbanos de hielo que colgaban de los canalones, de casi un metro de largo. Eso sí que era una maravilla.

     Y siguiendo con la lluvia, es tradición que llueva por las fiestas del Pote: el Pote no sería tal sin que San Bartolomé le eche un poco de agua bendita. Lo que pasa (y que me perdone Don Esteban si resulta irreverente, nada más lejos de mi intención) es que, a vecs a Nuestro Santo se le va la mano y la bendice demasiado, como un año que vine al pote con dos amigos de Gijón y uno perdió un zapato en el prado de la fiesta del barrizal que había. No veáis el trabajo que nos costó el encontrarlo porque ya era de noche, había mucha gente, barro hasta el tobillo y el zapato era de color oscuro. Lo pasamos de miedo.

     Si quedó claro que el Escobal es mucho más guapo que Madrid y que Sevilla, en cuestión de fiestas el Pote es mucho mejor que las fiestas de San Isidro y que la Feria de Abril de Sevilla. Unas fiesta hechas para los chulapos madrileños y señoritos sevillanos no se pueden comparar con unas fiesta para todos y en las que participan todas las personas del valle. Unas fiestas con una historia de más de un siglo y que se celebran en todo el mundo. Sí, sí, en todo el mundo. Hay personas nacidas en este valle viviendo en todas las partes del mundo y que celebran todos los 24 de agosto la fiesta del pote. Gente de este valle que vive en la Argentina, El Brasil, Méjico, Francia, Bélgica, Isla Mauricio, a la que quiero dedicar este pregón. Gente con la que he compartido recuerdos y añoranzas de este valle querido que llevamos todos en el corazón. Personas que viven con el deseo de volver a esta fiesta a encontrarse con sus recuerdos, con sus seres queridos, con sus fiestas de niñez y de juventud, con unas fiestas que, como dice un viejo refrán italiano, cambian para seguir siendo las mismas de siempre.

     Y si pensabais que un traumatólogo iba dejar pasar la ocasión de hablar de los huesos, os equivocáis de parte a parte. Queda claro, con todo lo que he dicho, que hay una gran relación entre estas fiestas y la traumatología. ¿No lo veis claro?. Pues está clarísimo. Las fiestas del Pote se celebran en todo el mundo porque allí donde haya alguien nacido en este valle, allí estarán estas fiestas porque estas fiestas se llevan en los huesos. ¿Quedó claro?

Puxa el Pote.

Muchas gracias.